2. El jardín interior

Semillas Urbanas

Cada día se levanta temprano y recorre el camino desde su casa hasta el invernadero. Ama las flores y las plantas. Pero sobre todo las flores. Cuando llega a su invernadero echa un vistazo a todas las plantas y si todo va bien se encarga de regarlas.

Hoy las orquídeas parecen tristes. Puede que no les guste estar al lado de los claveles. Los claveles están dando problemas, las rosas no los quisieron cerca, son muy vulgares para estar con ellas, y quizás también para orquídeas. Pondré a los claveles con las margaritas que siempre están dispuestas a aceptar a cualquiera flor.

Después escoge algunas para llevarlas a vender. Al principio llevó muy mal lo de tener que cortarlas. Era incapaz. Ahora cuando se siente triste o las añora se imagina que quizás hayan sido el primer regalo de unos enamorados o una bonita sorpresa.

Con todo preparado se monta en la furgoneta y se va. Mientras conduce no puede evitar pensar lo poco que le gusta la ciudad. Tan gris, tan muerta. La ciudad está tan lejos de la naturaleza que siente pena por sus habitantes. Por el camino también ve a los pobres pequeños arbolitos. Débiles y tristes.

Llega a su tienda. Una pequeña tienda en una pequeña callecita desde donde ve a uno de esos pobres arbolillos. Un triste naranjo que hoy ha dado fruto, un fruto enfermo y pequeño.

Aquella mañana no pudo dejar de sentirse triste por el naranjo maltratado. Pensó en ir aquella noche a liberarlo. Pero la calle estaba llena de naranjos en las mismas condiciones. Esa no era la solución.

Llegó la hora de cerrar y tras despedirse de las plantas y del pobre naranjo volvió a casa. De camino su cabeza no paraba de buscar soluciones. Cada vez el problema se hacía más grande. Llegó a casa, y sin ganas de pararse a comer cogió unas cerezas y se fue al bosque a reflexionar.

En el bosque los árboles la envolvían y le hacían sentir en paz. Allí la naturaleza lo invadía todo, colándose por los caminos tratando de hacer desaparecer la mano del hombre.

Jugaba con el hueso de la cereza entre sus dientes. Siempre le parecieron increíbles las semillas y como de ellas podía nacer un fuerte y robusto árbol. Pensó en lo preciosos que son los cerezos en flor, y decidió guardar las semillas para plantarlas algún día.

Volvió a su mente el pobre naranjo. Como le gustaría que la ciudad estuviese llena de cerezos en flor. ¿Cómo podría hacer para que crecieran hermosos cerezos en el cemento? ¿Qué planta podría aguantar en esas condiciones? Ninguna planta existente podría crecer en el cemento. Así que tendría que crear una planta nueva solo para la ciudad.

Empezó a informarse de cómo podría crear naturaleza con un hábitat urbano. Estudió las características de las plantas y las hacía germinar juntas en diferentes tarritos consiguiendo nuevas especies.

Tras muchos experimentos consiguió una semilla única, muy resistente y con forma de estrella, unas semillas urbanas que están hechas para convertir la ciudad en un bello jardín.

Estas semillas se encuentras disponibles con un stock ilimitado, podrán hacer sus pedidos a el email: jcbiris@hotmail.com a cambió solo se pedirá que las semillas sean plantadas con cariño en cualquier rincón del espacio urbano y uno imagine que hemosa flor, planta o árbol nacerá en aquel lugar.



2 comentarios:

  1. ai! que bonico!!! juanfer debe de estar enamorado de ti!

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  2. mucha letra pero todo esta genial al final lo hicistes super bien te doi la enorabuena

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